De la angustia a la paz

Enfrentada con una jerarquía eclesiástica ciega y sorda ante sus padecimientos, Marie de la Trinité, monja dominica, estaba al borde de la locura. Nadie parecía comprender su angustia. Desesperada, escribió a Jacques Lacan en busca de ayuda, quien la alentó a redactar esta obra. Lleno de fuerza, el relato de Marie de la Trinité nos acerca a la experiencia de su ingreso en el psiquiátrico de Bonneval, poco después de haber estado a punto de sufrir una lobotomía de resultados irreversibles; también a su paso por la consulta de distintos psicoanalistas, quienes solo supieron ofrecerle respuestas que la sometían a la dominación del terapeuta. Ello hace de su caso un comentario privilegiado sobre la dimensión ética de los diversos tratamientos psiquiátricos que la ciencia ofrece para paliar el sufrimiento psíquico, el cual se presenta con frecuencia como algo que cuestiona el orden establecido. Esta obra constituye un testimonio de cómo los efectos de una ansiedad profunda pueden trastornar una vida. Pero la historia de Marie es, también, un rayo de esperanza: la lección de una batalla ganada a la locura.

Paule Mulatier (Lyon, 1903 - Marsannay-la-Côte, 1980) descubrió su vocación religiosa muy temprano, en medio de una infancia llena de dificultades. La experiencia mística que le sobrevino en 1929 la marcó de por vida. En 1930, inicia la vida religiosa al entrar en una orden dominica bajo el nombre de Marie de la Trinité. Condicionada por un constante conflicto de obediencia con la vida monástica, cae enferma y busca la ayuda de diversos psicoanalistas, entre ellos Jacques Lacan. La cura química que emprende en 1954 la conduce al borde de la locura. Después de atravesar esta experiencia límite, se reincorpora a la vida en el convento, en la que integra las enseñanzas del psicoanálisis. En 1956, empieza su periodo de formación como psicoterapeuta, tras el que regresa al convento de Flavigny. Cuando la congregación abandona el lugar en 1970, ella permanece sola en una pequeña dependencia del antiguo convento hasta su muerte, en 1980. Deja miles de páginas escritas, recogidas en sus Carnets.